Hoy en día hablar de estrés es algo tan cotidiano que escuchamos la frase «tengo estrés» casi a diario. Además, podemos leer noticias como «España es el país europeo con más estrés laboral».
Traducido en cifras, en 2018, un 40% de los trabajadores decían experimentar estrés. Y también más de la mitad de los empresarios.
Esto es así, a pesar de la existencia de tantas técnicas de relajación más o menos sencillas, que están al alcance de cualquiera.
¿Qué es el estrés?
El Dr. Hans Selye (1907-1982), fue el que definió el estrés. Según él, “el estrés es una respuesta corporal no específica ante cualquier demanda que se le haga al organismo…(cuando la demanda externa excede los recursos disponibles)”.
Esta respuesta se manifiesta a nivel físico de diferentes maneras. Con angustia, nervios, irritabilidad, falta de concentración o de memoria, dolores de cabeza, insomnio, malas digestiones. Y si la situación se mantiene en el tiempo, las consecuencias a largo plazo pueden ser desequilibrios o alteraciones en diversos sistemas. Como por ejemplo: ataques de ansiedad o pánico, úlceras, alteraciones del ritmo cardíaco, hipertensión arterial, diabetes, dolor crónico, depresión, etc.
El estrés es una sensación normal que, en pequeñas dosis, puede ayudarnos a funcionar. Por eso, no interesa eliminarlo completamente. Sin embargo, sufrir estrés de manera continuada puede provocar desgaste en nuestro organismo. A esto se le llama distrés, y nos impide poder conectar con estados de relajación.
¿Quién sufre más de estrés y por qué?
Según un estudio avalado por la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés, nueve de cada diez españoles han sentido estrés en el último año. Más del 42% lo han sufrido de manera continuada. Lo que significa que sólo en torno a un 4% de los participantes del estudio, declararon no haber sentido estrés.
Parece que existen determinados condicionantes que favorecen la aparición del estrés:
-Las mujeres, y los menores de 45 años padecen más estrés
-También los estudiantes, o personas en busca de su primer empleo
-Tener hijos. Más del 60% de las personas con hijos, manifiestan sentirse estresados de manera continua
-El exceso de actividad o la falta de tiempo, que se suman a los problemas de cansancio y de sueño
-Padecer una enfermedad, o tener familiares enfermos
-Los problemas laborales influyen en la cronificación del estrés
-El uso de las nuevas tecnologías supone un factor que aumenta el nivel de estrés, sobre todo entre los más jóvenes
¿Qué podemos hacer para gestionar el estrés?
Hay muchas técnicas de relajación y de reducción del estrés: Coherencia Cardíaca, Mindfulness, Meditación, y muchas otras.
Pero de la que quiero hablar hoy aquí, es de una técnica psicoterapéutica llamada Relajación Autoconcentrativa o Entrenamiento Autógeno. El autor de este método fue Johannes Heinrich Schultz, un psiquiatra alemán, coetáneo de Sigmund Freud.
En 1927, Schultz presentó la relajación o entrenamiento autógeno. Es una técnica psicoterapéutica basada en la concentración pasiva en sensaciones físicas. Este método permite influir conscientemente en el sistema nervioso autónomo mediante la visualización mental de esas sensaciones. Aunque el método está inspirado en las técnicas de autosugestión, está más relacionado con la meditación y con el yoga.
Una autoterapia para la ansiedad y el desgaste por estrés
La Relajación Autógena se utiliza para aliviar diversos trastornos psicosomáticos, emocionales y mentales inducidos por el estrés.
También se utiliza para mejorar la creatividad, la capacidad de memoria, el rendimiento físico y mental. Por estos motivos, es utilizado por deportistas, y por personas cuyas actividades o responsabilidades les someten a altas presiones laborales o intelectuales.
Es una técnica de relajación muy interesante para médicos, psicólogos o terapeutas. Pero también para aquellas personas que necesiten un recurso eficaz para enfrentarse con éxito a la ansiedad, el estrés y otros problemas emocionales.
¿En qué consiste la Relajación Autógena?
Es una técnica muy sencilla, destinada a potenciar la atención sensible, centrándola pasivamente sobre sensaciones corporales. Se trata así, de activar a voluntad funciones asociadas a estados de profundo bienestar físico, emocional y espiritual.
Como cualquier entrenamiento, requiere disciplina y constancia. Pero si te implicas y concluyes el entrenamiento, marcarás un punto de inflexión en tu vida para bien, un antes y un después.
Los ejercicios consisten en centrar la mente en fórmulas cortas y repetitivas. Al mismo tiempo, intentar imaginar, dentro de lo posible, de forma intensa lo que sugieren. De esta forma, se consigue experimentar determinadas sensaciones, alcanzando una sensación de relajación.
Si quieres conocer más sobre esta técnica, puedes hacerlo aquí: Relajación o Entrenamiento Autógeno