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No es fácil mantener una salud emocional equilibrada. Por eso, la mayoría de las personas intentamos entender cómo funciona el mundo que vivimos. Y a veces, nos hacemos preguntas como «qué es la realidad». O, “quien soy, de dónde vengo y adonde voy”.

Quizás, el primer paso para mantener una buena salud emocional sea entender que la vida no es un «valle de lágrimas». Y que la vida está para disfrutar cada momento y para ser feliz.

Para ello, te comparto aquí mis 3 claves para mantener una buena salud emocional y espiritual, y por lo tanto también física y energética. Porque cuerpo-mente-emociones-espíritu es todo uno, entonces lo que afecta a una parte afecta al todo.

Acepta, Suelta, Permite

Aceptar:

El primer paso para una buena salud emocional es la aceptación. Que no es lo mismo que derrotismo, o “pasotismo”. Cuando aceptamos, lo que estamos haciendo es entender que en ese momento las cosas son de una determinada manera. Por eso, cuando se te presente una situación desagradable o que te incomoda, intenta siempre en primer lugar aceptarla.

Aceptar significa aflojar, abandonar la lucha, y dejar de negar la realidad tal y como es. Y por lo tanto, la aceptación en ese momento te va a ayudar a liberarte de la tensión, la ansiedad y el enfado. Porque estas emociones nos consumen una gran cantidad de energía, y no resuelven la situación o el problema.

“¿Realmente necesitas etiquetar mentalmente cada percepción sensorial y cada experiencia? ¿Necesitas tener esa relación reactiva de gusto o de disgusto ante la vida, que te lleva a estar continuamente en conflicto con personas y situaciones? ¿O se trata únicamente de un hábito mental profundamente arraigado que puedes romper? Sin hacer nada en particular; simplemente, dejando que este momento sea como es” (Eckhart Tolle, “El Poder del Ahora”)

Cuando aceptas lo que es, eres más libre, te sientes más en equilibrio y en armonía contigo mismo. Entonces, estás en una mejor posición para cambiar esa situación, si es que es posible. O si no, para dejarla pasar y seguir adelante con tu vida. Esto se debe a que al dejar de lado la lucha, la negación, y el enfado, tendrás una mayor claridad mental para ver qué es lo que quieres hacer.

Con la aceptación se libera la ansiedad, la ira y el miedo que ese hecho nos pueda producir. Así permitimos que la energía fluya más libremente por nuestro cuerpo.

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Soltar:

¿A qué nos referimos con «soltar» cuando hablamos de salud emocional?

Soltar significa no aferrarse a un resultado concreto. Por lo general, nos empeñamos en que las cosas sean de una determinada manera. Nos hemos imaginado cual tendría que ser el resultado. Y estamos convencidos de que esa es la forma más correcta y lógica.

Sin embargo, habitualmente, la vida decide no estar de acuerdo con nuestros objetivos y se presenta en otros formatos que no son los que esperábamos. Por eso, cuando nos empeñamos en que las cosas tienen que ser de una determinada manera, y no es así como sucede, nos coloca en una situación que no nos gusta. Esto nos enfada, y nos dirige a veces a la lucha para defender e imponer nuestro criterio. Lo que va a generar en nosotros emociones como la ira, o la ansiedad. Y finalmente, malestar físico y emocional.

De ahí que la clave para mantener tu salud emocional equilibrada sea: “suelta”, libérate y deja que la vida fluya.

Si dejas que la vida fluya y te dejas fluir con la vida, verás como la vida te sorprende y lo que sucede es mejor que lo que esperabas, y si no lo es, seguro que puedes aprender algo de ello.

Permitir:

¿Hasta qué punto tenemos responsabilidad en que las cosas sucedan de una determinada manera? 

¿Puedes realmente hallar alguna acción que puedas probar con total certeza que fue solamente tuya, o incluso tuya en absoluto, y no resultado de la interconexión de una red de influencias relacionadas con la genética, el medio ambiente, la educación, la cultura, el condicionamiento, los “accidentes” históricos, los encuentros “fortuitos”, etc.? Definitivamente no, no puedes” (del libro “Perfecta brillante quietud, más allá del yo individual” de David Carse).

Permitir que las cosas sucedan, que lo que tenga que ser sea, nos aleja de la necesidad de controlarlo todo, y de responsabilizarnos por todo lo que sucede.

¿No te parece que es mejor permitir que la vida fluya y disfrutar de cada momento? 

Vivir el presente, el aquí y el ahora nos ayuda a tener una salud emocional equilibrada. Nos pasamos la vida esperando a conseguir determinadas cosas o metas para ser felices. Cuando eres adolescente, estás deseando cumplir los 18, cuando los cumples quieres acabar los estudios, o ponerte a trabajar, y entonces poder casarte, y tener una casa y un coche, y después serás feliz cuando tengas hijos, y ……….

“Sólo los seres humanos son capaces de decirse “Espera a que seas viejo, ahorra luz, ahorra y espera a disfrutarla de aquí a veinte años. Y, de momento, sufre en silencio y crece hacia la oscuridad, aunque esto te mate” (Wyan Dyer, “El cielo es el límite”).

Los niños saben perfectamente cómo vivir plenamente cada momento permitiendo que las cosas sucedan, sin planificar ni esperar a que llegue la siguiente etapa para poder disfrutar. Y por eso son más felices. ¿Qué es lo mejor que puedes hacer? Permitir que vuelva a salir el niño que llevas dentro, sé más espontáneo, guíate más por tu instinto y menos por tu mente. Permite que la vida vaya aconteciendo.

«Cuando me amé de verdad, desistí de quedar reviviendo el pasado y de preocuparme por el futuro. Ahora, me mantengo en el presente, que es donde la vida acontece.

Hoy vivo un día a la vez. Y eso se llama… plenitud.

No debemos tener miedo de cuestionarnos… Hasta los planetas chocan y del caos nacen las estrellas» (Charles Chaplin)

Aplica estas 3 claves en tu día a día. Acepta, suelta, y permite que la vida fluya. Vive y disfruta de cada momento, ya que esto influirá muy positivamente sobre tu salud emocional, y sobre tu bienestar físico y espiritual.

La práctica de la meditación también ayuda a aprender a aceptar, soltar y fluir. Aquí tienes algunas meditaciones guiadas para empezar a practicar